mar
30
2012

El emprendizaje social juvenil es más que una decisión o un nicho de negocio. Es una manera de caminar…

Me comentaba el otro día el director de mi banco, que varios de sus clientes,  pymes y autónomos, tenían que cesar su actividad mensualmente. Esta preocupación le afectaba, tanto por ellos, como por su propio interés, puesto que  el 60% de sus clientes pertenecen a estos sectores. Concretamente, vaticina malos tiempos y peor futuro para las actividades de los pequeños comercios en el centro de la ciudad.

Mientras me confesaba sus preocupaciones, yo me preguntaba, ¿el emprendizaje social tendrá espacio en los próximos años? Nuestra conversación me dio la respuesta:

-¿Cómo intuyes qué ideas de negocio van a funcionar de las que te proponen?, pregunté.

-Una vez analizada su viabilidad, solo hay un parámetro: la pasión. La pasión con la que se entregue la persona a  su proyecto- me dijo con la seguridad que da llevar años ante estas situaciones- Si creen en el proyecto, el éxito tiene mayor probabilidad de éxito.

Si la situación de pymes y autónomos es complicada, ¿ por qué vamos a pensar que es buen momento para emprendedores?

Seguramente algún gurú tendrá la respuesta. Yo, de momento, me quedo con la idea de que al emprendedor social no le mueve solo el ánimo de lucro. Lo que le motiva e impulsa es su afán por contribuir a la mejora social, su afán por satisfacer alguna necesidad, más que por crearla. Una vez que alguien comprueba que la realidad es maleable, esa pasión le acompaña para toda la vida.

Cuando alguien se embarca en un proyecto de emprendizaje social, se alimenta de lo que gana con ello. Pero estas ganancias no son solo económicas.  William Drayton, fundador de Ashoka, asociación que  detecta y apoya a personas que contribuyen a construir un mundo más justo, define cuatro elementos clave en un proyecto de emprendizaje social:

  • la creatividad,
  • la capacidad emprendedora,
  • el impacto social de la idea,
  • y la fibra ética.

Cualquiera de estas cuatro dimensiones aporta a los emprendedores sociales tantos nutrientes que aseguran mucha más pasión que la que el dinero pueda generar. Por ello, creo que quiénes ven en el emprendizaje social solo otra forma de negocio, un nicho del mercado, pronto se pondrán a hablar de la próxima moda. En cambio, quienes sientan el emprendizaje social como otra forma de vivir, quizás puedan demostrar que otro mundo es posible y podrán tener oportunidades ante las incertidumbres que nos esperan.

 

 

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