mar
8
2013

8 de marzo.

Las construcciones culturales realizadas sobre la realidad de un sexo femenino y otro masculino, han hecho que desde esta diferencia se generen grandes desigualdades. A pesar de los indudables avances que hemos experimentado en las diversas dimensiones de este fenómeno aún nos encontramos muy lejos de la deseada igualdad.

Aspecto que hacemos extensible a la cultura emprendedora. No cabe duda que no destacamos por ser una cultura emprendedora y que en el momento actual existe una clara necesidad de promover que esto sea así, entre la población general y, de manera particular, entre las mujeres. El emprendizaje destaca por ser una actividad marcadamente masculina.

Esta afirmación va más allá de la observación diaria de nuestra realidad, y los datos así lo confirman. Basta con echar un vistazo a las estadísticas y a los informes que se  publican en torno al tema en cuestión.

Emakunde, Instituto Vasco de la Mujer, en el 2008, publico un informe titulado “Las mujeres y los puestos directivos. Un espejismo de la realidad”. Ya el propio título nos da una pista de los datos que podemos encontrar dentro de la publicación. Datos como que las mujeres tardan más tiempo de media que los hombres en obtener el primer empleo.

Aspecto también recogido en la publicación de Innobasque “Empresa social innovadora”, extractado del estudio realizado por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), donde se refleja que, “La participación femenina alcanza unos niveles inferiores a los del hombres, siendo el ratio de un 64% de hombres respecto a un 36% de mujeres.” Según este organismo  “se observan mayores porcentajes de emprendimiento por parte de los hombres, que, en promedio, doblan la tasa de actividad emprendedora de la mujer”.

Desde Social Dreamers tratamos de favorece el desarrollo de la autonomía de las mujeres y la toma de conciencia de género,  promoviendo el cambio de valores necesario para procurar la eliminación de roles sociales y  estereotipos en función del sexo.

Nuestra propuesta pretende la mejora del acceso  y la promoción profesional de las mujeres, favoreciendo así procesos de empoderamiento femenino.


 Foto tomada de Emakunde, Instituto Vasco de la Mujer.

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