abr
15
2012

Un mundo veloz y en constante cambio. ¿Debe ser así?

Dentro del Ciclo “Aprendizaje y Emprendimiento: el reto de la Inteligencia Emocional”, la Fundación Botín presentó la semana pasada en Santander a Ignacio Martín Maruri, profesor titular de Liderazgo y Cambio Organizacional en la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile y consultor de Cambridge Leadership Associates (CLA) en América Latina y España.

Comenzó su ponencia sobre  Liderazgo e innovación: promoviendo culturas de cambio situándonos en un mundo en cambio y cada vez más rápido. Durante una hora, el ponente analizó los diversos problemas y sobre todo las soluciones que se llevan a cabo para solventarlos. Así, afirmó que es normal tener reticencias a los cambios y que el tiempo es el recurso más valioso para las organizaciones. También diferenció entre:

  • Desafio técnico, en el cual se conoce la solución antes de que surja el problema.
  • Desafio adaptativo, donde para alcanzar la solución se deben desarrollar aprendizajes, enfrentar pérdidas y experimentar varias opciones hasta llegar a la solución.

Una vez presentados estos elementos, Ignacio afirmó que el liderazgo es un proceso por el cual el líder se enfrenta a los diferentes tipos de desafíos que sufre un grupo. Y según él, un buen líder es aquel en el que el grupo confía cuando se deben afrontar desafíos: tanto técnicos como adaptativos.

Obvio y sencillo,  pero se complica cuando, según Ignacio, resulta que todos los grupos esperan respuestas técnicas a sus problemas. Es decir, respuestas conocidas, protocolizadas o estandarizadas de antemano que solucionen el problema. Pero, como dijimos con anterioridad, hay soluciones que no existen o no se conocen: las de los desafios adaptativos. Y es aquí cuando es necesario un buen líder que  sepa motivar a su grupo para:

  • desarrollar aprendizajes,
  • enfrentar pérdidas,
  • y experimentar varias opciones hasta llegar a la solución.
Lo cual es obvio, pero no sencillo. Porque tanto personas como grupos somos resistentes al cambio. Pero, al no tener soluciones técnicas, deberíamos sentir que la única expectativa de progreso es la confianza en el líder. Generar esta confianza es el rasgo común que comparten los buenos líderes.
Según sus palabras puedo entender que en un mundo en costante cambio, quienes emprendan caminos para superar y explorar desafios adaptativos tendrán la posibilidad de alcanzar soluciones que permitan su desarrollo. Es decir, que hay retos cuya única forma de solución pasa por abandonar la zona de confort y emprender caminos que modifiquen nuestros problemas para encontrar soluciones. Como bien dijo él,  más vale emprender mal un camino nuevo, que continuar haciendo bien aquello que ya no aporta ninguna solución.
Sin dejar de estar de acuerdo con sus lógicos postulados, quise preguntarle: ¿ Y porqué nuestro mundo debe estar siempre en cambio? ¿ A quién beneficia tanta velocidad? ¿ Al desarrollo? No hay desarrollo si no se aplica el conocimiento a la comunidad. Y nuestros mundos acelerados son también más desequilibrados. Quizás debamos pensar que cuanto más desequilibrados estemos, a la fuerza tendremos que cambiar más…

 

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